Finnegans Wake
“Anhelar la mente susodicha largo tiempo perdida para el anhelo. La susomaldicha. Hasta ahora susomaldicha. A fuerza de largo anhelo perdido para el anhelo. Leve anhelo en vano aún. A más leve aún. A lo levísimo. Leve anhelo en vano del mínimo anhelar. El mínimo anhelo indisminuible. Inaquietable mínimo en vano de anhelar aún.”
“Godot se lo pasa pipa al lado de esta desolación y esta penuria: (“Dios me valga, otra cosa no sé hacer”)”
“En una fiesta, un presunto intelectual inglés me preguntó por qué escribía siempre sobre la angustia. ¡Como si fuese perverso hacerlo!... Me marché de la fiesta en cuanto pude y tomé un taxi. En la mampara de cristal, entre el taxista y yo, había tres rótulos. En uno se pedía una caridad para los ciegos, en otro una ayuda para los huérfanos, en el tercero un donativo para los refugiados de guerra. No hay que ir muy lejos para buscar la angustia. Nos grita a la cara dentro incluso de los taxis de Londres”
“Paradójicamente, es en la forma donde el artista puede encontrar una solución de alguna clase. Se trata de dar forma a lo informe. Probablemente sólo en ese sentido podría existir una especia de afirmación subyacente”.
A vueltas quietas
“Necedad… necedad para… para qué… cómo se dice… necedad de esto… todo esto… necedad desde todo esto… de todo esto… entrever al parecer… entrever… necesidad al parecer de entrever… tenue a lo lejos allá lejos que… necedad de necesitar al parecer… entrever tenue a lo lejos allá lejos qué… cómo… cómo se dice… cómo se dice…”

Por Fin Teatro

Una página web dedicada al teatro, a mis pensamientos y a los de Samuel Beckett. El teatro como forma de vida...

"BIBLIOTECAS"

     En estas bibliotecas tan infinitas como hace milenios lo fue la de Alejandría, añorada Nerea, ¿dónde quedarán estos versos? Es decir, ¿en qué diminuto estante de una más diminuta sección de la biblioteca más extensa del universo mi único libro de poemas que escribí para ti?

      Y mi nombre, ¿quién acaso lo recordará cuando la velocidad de la luz, en un archivo igualmente sólo de luces, alguien pase sin siquiera teclear nunca el título de este poema, iluminado o indiferente, por alguna línea pasajera?

      ¿Y quién será por casualidad el pasajero virtual que ojeará al azar en una pantalla de ordenador, alguna vez en el año 3492, aquél perdido libro mío y mire, despreocupado quizás, lo que escribí pensando en ti? ¿Quién recordará que hace miles de años tú me inspiraste y compuse estas palabras hechas de amor, mi dulce, añorada Nerea, subido en los muros de otra Babilonia, una tarde a mediados del año 1990?

       ¿O en qué se convertirán todas estas líneas que quizás no fueron escritas por mí, sino por el poeta Aikú Zen, cuando él no era todavía un monje y no yo, loco poeta y amante somnoliento, quien realmente imaginó todo este poema pero que nadie, nunca, leerá? Como aquél otro poeta ciego y aún joven cuando se le oscureció la realidad, llamado Jorge Luis Borges, quien decía éramos imaginados por alguien o tal vez él se hizo pasar (en el futuro) por todos los poetas antes de él y también por mí mismo?

        Pero ¿quién sabe si aquél joven poeta que escribió un epigrama para una tal Nerea durante la amargura del exilio, hace miles y miles de años, fuera yo mismo y ahora, a través de una realidad virtual, recreada miles de años después, yo te lo vuelvo a escribir únicamente para ti cuando ya no hay amargura ni exilio alguno, añorada Nerea?

"RINCONETE Y CORTADILLO"
"¿ME QUIERES?"

Artículos relacionados