Elegía 3 citas para mi disfrute teatral este año en el "Festival de Teatro Clásico de Almagro" y, a fe mía caballeros, acerté de pleno en la elección.

   La noche del viernes los "Ron Lalá" con la CNTC. De nuevo el desenfado, la frescura y la "deconstrucción" de los clásicos para mostrarnos un más que completo repaso al personaje, a la época y al escritor con su "En un lugar del Quijote".

   El sábado, "Hamlet", otra versión, la enésima vez que me idolatro con esta tragedia. La traducción que en su día hizo Leandro Fernández de Moratín, la versiona y dirige el maestro Alfonso Zurro para darle una "vuelta de tuerca" de órdago: una imnovadora escenografía que "interactúa" con los personajes y cobra vida a medida que avanza la acción. Magnífico Pablo Gómez-Pando en su construcción de este Hamlet eternamente atormentado por la duda.

   Y la guinda del pastel teatral que degusté este año en Almagro la puso una "monstrua" de la escena: Charo López. Incomensurable, hizo de "Celestina" ("Ojos de agua") un canto a la libertad femenina, agrandando por momentos el Corral de Comedias con su personaje que, en una frase, resume toda su historia: "muero sola porque libre fui". La etiqueta de los "Ron Lalá" se hace evidente en la exquisita dramaturgia (llena de guiños al "aquí y ahora") de Álvaro Tato, y la dirección de Yayo Cáceres.

   El año que viene, si Dios quiere y el presupuesto lo permite, MÁS.