La infancia, incluso la adolescencia, para mí es un número limitado de fotos aisladas que al llegar a la madurez fui organizando sin una idea muy exacta del orden cronológico en que se sucedieron en realidad. Los cuatro años se sobreponen a los ocho y los doce a los quince. En la reconstrucción se imponen, más que en el recuerdo, las sensaciones: los olores, colores, imágenes de lugares, sonidos ásperos o suaves... El resultado es un conjunto incoherente en el que emergen como escollos algunos episodios recurrentes, que nosotros consideramos piezas claves para la interpretación del proceso que nos ha llevado a ser lo que somos. Y que, con el paso del tiempo, reelaboramos inconscientemente adaptándolos a la idea que nos hemos forjado de nosotros mismos.
PorFinBlog
"El teatro
Lo minoritario que es el teatro de Beckett lo confirma lo poco que se le representa. Incluso ahora, superado el centenario de su nacimiento (109 años), cuesta encontrarse con alguna de sus piezas en la cartelera teatral de este país nuestro de cada día. Es más, casi podría asegurar que se le representa lo mismo, o incluso menos, que en años anteriores. Y eso que se trata, posiblemente, del autor más emblemático del Siglo XX.
Por eso, a mi manía de echar mano a viejos proyectos debo agradecerle la oportunidad de recuperar un buque insignia del teatro contemporáneo. La pieza que rompió los moldes estéticos y temáticos de representación establecidos en los 50 para dar pie a los nuevos realismos, que ponen su empeño en resaltar el impasse existencia y la desesperación. La nueva tragedia, en fase residual, de la modernidad que nos ha tocado vivir.
Nos acercamos al "Barcia Metal Fest" de Torreperogil, un evento musical éste que, sin tener un caracter eminentemente teatral sí nos atrae por su contenido de actividades complementarias llenas de interculturalidad, lo que le da esa etiqueta de cita ideal para disfrutar del mejor "metal" en un entorno natural como es el Pinar de "La Mejorana", y compartir exposiciones, solidaridad, mercadillo ecológico, feria de cervezas artesanas y mucha, mucha camaradería.
Aquí, bajo aquella carpa levantada junto a la vieja ermita, en el mismo descampado donde tendían y remendaban sus ropas las mujeres. No pude entrar nunca. Pero ví sus caras clavadas en los postes de la luz (viejos postes de madera con las heridas de las botas de hierro de los electricistas, escaladores vestidos de azul). Me quedaba mirando las fotos de las artistas, sus labios rojos, sus pechos blancos, casi a punto de desbordar unos escotes con encajes de estrellas. Cabareteras, equilibristas sobre altísimos tacones. No sé siquiera si eran prostitutas aquellas mujeres que llegaban cada año a la ciudad para que los hombres, por la feria, aprendieran a soñar. Las luces brillaban bajo la lluvia. Yo era un niño y la carpa roja bajo la que actuaban Manolitan Chen y las demás era como un tibio barracón portátil donde el pecado carcomía las entrañas.
En la amanecida
los insomnes minutos
corren en desesperada huida,
mientras el hálito
de tu cuerpo
calienta esta cama vacía.
Ensimismado,
con el placer aún humedo
en mis manos,
busco tus caricias
en la noche eterna del alma;
pero tú, pantera herida,
me has dejado
solo el murmullo de tus labios
y la embriagante presencia
de tu aroma a jazmín
y azucenas
de omnubiladas
pasiones de la carne.
¿Volverás esta noche
al nido del amor atemperado?
¿Dejarás que mis dedos
redescubran
la geografía oscura
de tu cuerpo?
Elegía 3 citas para mi disfrute teatral este año en el "Festival de Teatro Clásico de Almagro" y, a fe mía caballeros, acerté de pleno en la elección.
La noche del viernes los "Ron Lalá" con la CNTC. De nuevo el desenfado, la frescura y la "deconstrucción" de los clásicos para mostrarnos un más que completo repaso al personaje, a la época y al escritor con su "En un lugar del Quijote".
El sábado, "Hamlet", otra versión, la enésima vez que me idolatro con esta tragedia. La traducción que en su día hizo Leandro Fernández de Moratín, la versiona y dirige el maestro Alfonso Zurro para darle una "vuelta de tuerca" de órdago: una imnovadora escenografía que "interactúa" con los personajes y cobra vida a medida que avanza la acción. Magnífico Pablo Gómez-Pando en su construcción de este Hamlet eternamente atormentado por la duda.
Y la guinda del pastel teatral que degusté este año en Almagro la puso una "monstrua" de la escena: Charo López. Incomensurable, hizo de "Celestina" ("Ojos de agua") un canto a la libertad femenina, agrandando por momentos el Corral de Comedias con su personaje que, en una frase, resume toda su historia: "muero sola porque libre fui". La etiqueta de los "Ron Lalá" se hace evidente en la exquisita dramaturgia (llena de guiños al "aquí y ahora") de Álvaro Tato, y la dirección de Yayo Cáceres.
El año que viene, si Dios quiere y el presupuesto lo permite, MÁS.
Bueno, viejo, hemos llegado al fin del camino. Has salido en el periódico, a doble cara. No sabes cómo lo siente todo el mundo. ¿Sabes? Siempre creí que tenías que modernizarte. Muy metrosexual no eras. Reconócelo al menos. Eso sí, tenías tu encanto. Bueno, ellos (en los que confiaste tanto tiempo) también tienen la culpa de todo esto, no lo olvides. No tomaron la decisión de acabar contigo. Pero fueron la mano detrás del puñal, detrás de la pistola. Un crimen colectivo. Yo te defendía, pero no puedo vencer al mundo. El dinero manda y tu vida es sólo cuestión de dinero. Tómatelo a mal si te da la gana, pero a mí no me eches la culpa. No te atrevas. Es sólo dinero. Favores que pagar. Un puesto que ocupar. Negocios. Nada personal, sólo negocios.
Yo hice todo lo que pude, viejo. Lo que pude y lo mejor que pude. Anoche lo di todo, fue la mejor puta actuación de mi vida. He llorado como un idiota por ti. Mira..., aquí: página 50: "No te dejaré sin luchar". ¿Lo recuerdas? ¿Eh? ¿Lo recuerdas? Me he partido los cuernos por ti. Y tú me lo pagas dejándome en la calle, maldito canalla. Me he vendido por ti. He estado vendiéndome para salvarte el pellejo, trabajando con inútiles que no me llegaban a la suela de los zapatos. Años haciendo favores, aguantando a idiotas, cambiando favor por favor, ¡trabajando gratis! ¡Tragándome mi orgullo por ti, y no ha servido de nada!
En fin, estamos acabados, viejo. Yo podré aguantar algo, pero tú ya estás acabado. Es que..., ¡joder!, no lo puedo estar repitiendo siempre. Estoy cansado ya. No puedo seguir así. Tanto ataque personal no es bueno. Yo lo siento, pero no puedo seguir así. Y menos por una... ¡Bah, chorradas de actores!
Adiós, viejo. Teatro de mierda... Te echaré de menos.
Ahora no voy tras de mis sueños cuando estos vuelan. Ahora procuro no separar mis pies de la tierra cuando, mirando hacia afuera, me expando hacia dentro.
Porque resultan muy altos los vuelos, porque vuelo con el motor de las fantasías, y con ellas llego a un lugar profundo y desconocido donde habita la parte vuelta de mi ser.
Me escondo tras un poema, me refugio tras una frase de amor. Me retiro a donde están los pensamientos. Viajo al fondo de mi sentir, con la inmensa soledad cósmica que me acompaña.
Y me pierdo; permanezco perdido mucho tiempo. Y cuando vuelvo, he traído conmigo todo lo nuevo que encuentro.