¿Y por qué no, respuestas?
El ser humano siempre camina en la duda, en el filo de la navaja, en el borde del precipicio que le llevará a ese futuro cada vez más incierto. La duda, el yo como respuesta es la norma, pero no la causa del por qué. Somos, pese a todo, criaturas con alma, sentimos, pero es por ese cromosoma indescifrable que, a diferencia de las otras criaturas con las que compartimos este universo, llegamos a destruir toda la belleza que nos rodea, ¿y cambiarla? Estamos repletos de excepciones evolutivas.
Mikel Rui, en sus experimentos cinematográficos nos lo intenta demostrar, y con su serie abierta, "Todo es uno", cargada de inquietantes pruebas de que todo está en la mente, nos devuelve esa duda constante que nos hace seres imperfectos en un mundo perfecto. Con sus piezas, de una belleza extrema en sus efectos visuales, y con historias al límite de lo racional, Mikel abre una brecha en la evolución que, como humanos, tenemos desde el momento en que otros seres pensaron nuestra concepción.
Indispensable empeparse de esta forma de entender el cine con la que Mikel Rui, arropando sus piezas con actores desconocidos, da ese punto canalla al subconsciente.