"80 años. Asesinado. 80 años como un muro de piedra ancho que no permite que se vea, que se escuche, que se sienta lo que ocurre al otro lado. 80 años, y las palabras todavía no han puesto el matiz de lo ocurrido, todavía no está creado el significado. 80 años. Varias generaciones que no han hablado, que no han podido hablar. Y así nos encontramos, como de repente, en el 2016 sin que hayamos sido capaces de desenterrar a nuestros muertos de las cunetas, sin que nos hayamos atrevido a condenar fervientemente la sinrazón.
Por eso tenemos que hablar con el pasado. Porque cabalgamos hacia delante sin resolver las lagunas que quedaron sin definir. Tenemos que hablar con el presente, porque se nos va de las manos. Tenemos que convencernos de que los muros, que nos ensordecen, nos vuelven más inbéciles, de que la falta de contacto con nuestro alrededor nos vuelve lentos y simples. Tenemos que hablar. ¿Qué mundo quieres? ¿Qué mundo quiero? ¿Dialogas? ¿Razonas? ¿Miramos? Cuenta, cuenta. Vamos al teatro."