En este resucitar continuo en que se ha convertido últimamente mi vida, observo una coincidencia que se viene repitiendo en marzo, abril y mayo: nace, se desarrolla y vive en mí una nueva iniciativa para mantener vivo este “teatro de mierda” al que echo tanto de menos, lo cual no deja de ser sintomático en una realidad hasta ahora importante en este rincón de La Loma. Pero también supone un grito de atención hacia aquellos que ya habían desahuciado a este gestor teatral por la impura coincidencia de otras realidades nada teatrales precisamente. Una nueva alternativa asoma la cabeza para proseguir la tarea de un modelo de teatro apuradamente marginal y plebeyo como el que siempre ha suscitado el proyecto inicial.
Porque lo mejor es hacer cosas, accionarlas. Lo más divertido de hacer acciones es pensar no sólo en la cantidad de cosas que se pueden hacer sino que éstas las puede hacer cualquiera. La acción convierte así la cotidianeidad en un gesto poético continuo.
Muchas veces me han preguntado sobre la identidad de las acciones teatrales que hemos realizado a lo largo de estos últimos 30 años. Y yo siempre respondí que creo que lo que hemos hecho no era sino un síntoma inequívoco de que nuestro mensaje no perdía actualidad. Lo definido y lo acotado pierde con el tiempo vitalidad y compromiso: la acción, por su ancestral indefinición, sigue viva. Un fenómeno transgresor que sucede en tiempos, espacios y presencias concretas y se articula en lo ilimitado de sus propuestas; tantas como personas la hicieron posible, desde la propia voluntad de fabricar un espectáculo que cuestiona la propia naturaleza del teatro.
En los paralelos de arte la acción establece un ejercicio de libertad y experimentación creativa y vital, donde los términos arte y vida se confunden, pues el intérprete es su propia obra de arte. Desde siempre en mis trabajos como actor y accionista de mensajes, he planteado la revisión de la acción. No sé si por ello, al final, me siento traicionado y vacío, alejado de gestos heroicos y falsamente trascendentales; pero lo que sí confirmo es que mi acción en el teatro la he utilizado no sólo como medio de expresión, sino, en muchos casos, como forma de vida.
PorFinBlog
Cuando un Certamen de Teatro Aficionado basa su filosofía en ser escaparate de la diversidad teatral que, desde la óptica vocacional, se produce en nuestra comunidad andaluza, y empieza su trayectoria abriendo fronteras más allá de nuestros límites comarcal y provincial, hace pensar que su futuro está asegurado.
He formado parte del Jurado que la Asociación Cultural Teatro Don Bosco ha elegido para valorar esta 1ª Edición del Certamen Andaluz de Teatro Aficionado, y he podido comprobar que existe una intención romántica, tal vez, pero efectiva, seguro, de que el Teatro Don Bosco de Úbeda tenga vida propia con una programación estable que dé a esta sala el valor escénico que tiene y la tradición teatral salesiana merece.
Tres grupos han protagonizado esta iniciática edición: “La Revolera” Teatro, “Ofecum” Teatro y “Umbriel” Teatro, con tres propuestas diferentes, aunque marcadas por la memoria y los sentimientos, que nos dejaban, a los que hemos tenido la ingrata tarea de valorar estos trabajos, un regusto agridulce, pues hemos podido comprobar que, desde el trabajo amateur se hacen cosas muy dignas y con estructura escénica muy profesional, pero que, sin embargo, no tienen la repercusión.
Como siempre, lo que hace grande a este arte efímero y eficaz, son las emociones que produce en el espectador y, en este sentido, creo compartir con mis compañeros del Jurado el mismo resumen: grande la idea del Certamen, grandes la selección, y grande el resultado.
Teníamos que otorgar unos premios y, en esa tesitura, conseguimos ponernos de acuerdo en que de las tres propuestas dramáticas representadas sobre el tablado insomne del Teatro Don Bosco (hasta en el nombre habéis acertado), una de ellas resaltaba sobre las demás que, cada una en su nivel, también dejaron buenas vibraciones en el público que las disfrutó. Es así que, por unanimidad, el Jurado del I Certamen Andaluz de Teatro Aficionado Don Bosco de Úbeda, ha decidido otorgar los siguientes premios:
* 2º Premio a la puesta en escena de la obra “Olivia y Ana”, en versión del Grupo “Ofecum” Teatro.
* Mejor Interpretación a Mila Estepa, por su creíble personaje de “Olivia” en la misma obra.
* Mejor Propuesta Escénica a “Soliloquio de grillos”, de “Umbriel” Teatro, por hacer de la escenografía de su espectáculo un personaje más.
* Mejor Espectáculo a “Soliloquio de grillos”, de “Umbriel “ Teatro, por haber conseguido un heterogéneo conjunto en el que escenografía, interpretación e historia se dan la mano.
Finalmente, gracias Elisa, Alfonso y Gregorio por haberme acompañado en esta aventura teatral, y a la Asociación Cultural Teatro Don Bosco por seguir creyendo en el mensaje del santo turinés de que el teatro es una herramienta integradora.
San Antón, La Candelaria y San Blas, de manera casi seguida, fueron grandes fechas para los perogilenses de antaño que, incluso, paralizaban la jornada laboral para celebrar con todos los honores de fiesta al santo de turno que, incluso, era procesionado por las calles de la localidad. Fiestas cuyos origenes habría que buscarlos muy atrás en la historia pero que, todas, mantienen una tricentenaria edad llena de anécdotas que, como recuerda el cronista oficial de Torreperogil, Ginés Torres Navarrete, tenían un bien continuado respaldo de la oficialidad municipal, "que según era el poder económico cada año, así era el festejo".
Con San Antón se iniciaba el ciclo y con los Carnavales se cerraba. Y así continúa siendo, pues precisamente ambas celebraciones son las únicas de todo el abanico de tradiciones festivas de invierno que aún hoy se conservan en Torreperogil. La Candelaria y San Blas completaban el periplo festivo que tenía en el fuego su constante. Las hogueras de San Antón y La Candelaria y las roquillas de San Blas eran las estampas por las que cada fiesta se conocía e identificaba en el pueblo. Junto a estos acontecimientos, las tortas y el tueste de garbanzos se degustaban por vecinos y amigos alrededor de las lumbres. Pero los autenticos protagonistas eran los niños, sin lugar a duda. Una legión de pequeños ciudadanos disfrutaban de lo lindo con la ilusión de acudir a la iglesia portando las rosquillas de San Blas, a las que luego hincaban el diente "para -como decían los mayores- que el santo nos guarde el tragapán (la garganta)".
Los cigarrillos de matalahuga por San Antón, las tortas por La Candelaria y las rosquillas por San Blas son, pese a todo, vestigios de estas tradiciones pasadas que aún hoy, con la costumbre de la fiesta perdida, en los casos de La Candelaria y San Blas, conservan muchos hogares perogilenses. Todavía hoy, ya metidos de lleno en el tercer milenio, hemos podido saborear las rosquillas de San Blas, bendecidas antes, como antaño, por el cura párroco, con su sabor a anís y romero. Al menos, si no con el esplendor de otros tiempos, aún hay personas en Torreperogil para mantener una testimonial presencia de tradiciones pasadas.
Quiero irme a casa, pero mi casa es la boca de un tiburón. Mi casa es un barril de pólvora, y nadie dejaría su casa a menos que su casa le persiguiera hasta la costa, a menos que tu casa te dijera que aprietes el paso, que dejes atrás tus ropas, que te arrastres por el desierto, que navegues por los océanos.
Naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida el orgullo, tu vida es más importante.
Nadie deja su hogar hasta que su hogar se convierte en una voz sudorosa en tu oído diciendo: "vete, corre lejos de mi ahora".
No sé en qué me he convertido, pero sé que cualquier lugar es más seguro que éste.
Los próximos días 24 y 25 de febrero, en el Centro Cultural "Alfonso Fernández Torres" de Torreperogil, desde nuestra Asociación Teatro Arena presentaremos el "I Festival Teatreando en Familia" (Jornadas de Teatro Inclusivo), con la participación de la Escuela Municipal de Teatro "Ricardo Iniesta" de Úbeda y el Grupo "Tiflonuba Teatro" de Huelva. Serán dos momentos para disfrutar de este teatro de integración que estos dos colectivos vienen trabajando desde hace más de una década, con personas con diversidad funcional, en una lucha continua porque una sociedad sin barreras, visible para todos, sea posible.
Os invitamos a disfrutar con este "otro teatro", este ARTE CON MAYÚSCULAS que personas diferentes hacen con una profesionalidad que ya quisieran muchos "santones" del arte acomodaticio y sin barreras que todos disfrutamos. Serán dos propuestas diferentes, pero marcadas por la diversidad funcional, con las que desde nuestra butaca de espectador podremos sacar la reflexión que cada una nos aporte. Por un lado "El gato manchado y la gaviota sin nombre" por la EMT "Ricardo Iniesta" y, por otro, "La eterna herencia" por el Grupo "Tiflonuba Teatro". Os esperamos
Esta pasada Navidad ha supuesto para nuestra compañía "Porfinteatro", la recuperación del teatro para la familia en nuestro repertorio. Sí, reconstruíamos un trabajo de hace varias temporadas, con el que pusimos en pie historias sobre diversidad y respeto al medio ambiente con objetos y marionetas construidas en su día por el artista multidisciplinar ubetense, Nono Granero, y, dándole una vuelta de tuerca, lo titulábamos "...y de postre, versos", para seguir jugando con el público infantil y familiar al que va dirigido.
Agradecemos la confianza que los organizadores del "Festival de Teatro Familiar de Baeza", "Pópulo" Servicios Turísticos, depositaban en nuestro trabajo, y al público que lo contempló que disfrutó de lo lindo con las historias de extraños animales y variopintos personajes que les ofrecimos.