Esta época desconcertante para todos, que nos está llevando a nuevos comportamientos y nuevas voluntades como seres humanos (¿racionales?); este tiempo cambiante en el que un insignificante "bichito" nos devuelve a épocas de oscuro legado como sociedad global; esta situación extrema, en fin, con la que todos tenemos que lidiar (aunque nuestra clase política prefiere seguir instalada en la gresca del "¡y tú más!") y que, sin embargo, se ha llevado por delante tantas voluntades, no podemos permitirnos el lujo de que nos divida más de lo que siempre hemos estado en este arte eterno y eficaz que es el Teatro
Porque todo hace pensar que desde las administraciones se sigue diseñando "cultura de alaraca" (con el cumplimiento de las normas sanitarias y de seguridad que la "nueva normalidad" exige, claro) pues, pese a que el tejido teatral en esta sacrosanta provincia mantiene a sus creadores (los "viejos teatreros" se reinventan en tiempos aciagos) aireando sus propuestas para acercarlas a los espectadores también en espacios abiertos -aunque no luzcan igual, pero hay que motivar de nuevo la costumbre de consumir cultura-, los Ayuntamientos y programadores piensan más en el beneficio de los multitudinarios eventos (aunque éstos se hayan limitado muchísimo en su aforo) que en la poética del encuentro familiar con la cultura en la calle, espacio que hay que recuperar para ella en estos tiempos.
Por eso, desde la recién constituida FETAJA (Fderación de Teatro Amateur de Jaén), cuyos grupos han seguido ahí, luchando contra la COVID19 preparando nuevas propuestas, queremos decir a las instituciones y gestores de la cultura en Jaén que estamos aquí para seguir colaborando, haciendo lo que sabemos hacer (algunos desde hace ya más de 40 años): animación teatral.
Las artes escénicas están, como "patita fea" de la cultura, más perjudicadas que nadie para volver a su normalidad. Somos conscientes de que tenemos que acelerar a fondo y superar el momento con propuestas abiertas, nuevas, integradoras, sin olvidar el daño que esta pendemia nos ha hecho, pero, por eso, ser portadores de esperanza e ilusión. Solo así, con actitud creadora, cooperante, y, al mismo tiempo, reivindicadora de derechos perdidos (el teatro amateur llega en ocasiones donde el profesional no puede), con la complicidad de nuevo del espectador, encontraremos ese futuro nuevo que tenemos que inventar y reconstruir entre todos. Durante el pasado solo hemos recibido migajas de las administraciones, ahora es el tiempo de reivindicarnos como esa Tercera Vía en las artes escénicas, necesaria, silenciosa pero viva y preocupada por su público.