Finnegans Wake
“Anhelar la mente susodicha largo tiempo perdida para el anhelo. La susomaldicha. Hasta ahora susomaldicha. A fuerza de largo anhelo perdido para el anhelo. Leve anhelo en vano aún. A más leve aún. A lo levísimo. Leve anhelo en vano del mínimo anhelar. El mínimo anhelo indisminuible. Inaquietable mínimo en vano de anhelar aún.”
“Godot se lo pasa pipa al lado de esta desolación y esta penuria: (“Dios me valga, otra cosa no sé hacer”)”
“En una fiesta, un presunto intelectual inglés me preguntó por qué escribía siempre sobre la angustia. ¡Como si fuese perverso hacerlo!... Me marché de la fiesta en cuanto pude y tomé un taxi. En la mampara de cristal, entre el taxista y yo, había tres rótulos. En uno se pedía una caridad para los ciegos, en otro una ayuda para los huérfanos, en el tercero un donativo para los refugiados de guerra. No hay que ir muy lejos para buscar la angustia. Nos grita a la cara dentro incluso de los taxis de Londres”
A vueltas quietas
“Necedad… necedad para… para qué… cómo se dice… necedad de esto… todo esto… necedad desde todo esto… de todo esto… entrever al parecer… entrever… necesidad al parecer de entrever… tenue a lo lejos allá lejos que… necedad de necesitar al parecer… entrever tenue a lo lejos allá lejos qué… cómo… cómo se dice… cómo se dice…”
“Paradójicamente, es en la forma donde el artista puede encontrar una solución de alguna clase. Se trata de dar forma a lo informe. Probablemente sólo en ese sentido podría existir una especia de afirmación subyacente”.

Por Fin Teatro

Una página web dedicada al teatro, a mis pensamientos y a los de Samuel Beckett. El teatro como forma de vida...

Vicente no escribió una bibiografía por el momento

AY ANA, ANA!

AY ANA, ANA!

     Ana me dejó. La quería. Sufrí. Ay, Ana. No sabía qué hacer. Me paseaba de un lado al otro en el piso de Avenida Libertad. Y el piso es chico. Me sentaba, caminaba, volvía a sentarme, lloraba antes de dormir.

     Estaba en la hoja del periódico que envolvía la lechuga. Así llegó a mis manos el Sudoku. Me llamó la atención la cuadrícula, junto al horóscopo. Muchas casillas vacías y algunos números. Fue raro: no hizo falta leer las reglas. En la cuadrícula de diez por diez, había que completar las casillas de forma tal que en las columnas y filas aparecieran, sin repetirse, los diez números del sistema decimal. Había tres niveles: fácil, medio y diabólico.

     Me obsesioné. A la semana, ya dominaba el diabólico. Como los del periódico no me bastaban, compré en una librería una revista de Sudoku, que venía de Italia. No era cara. La liquidé en un fin de semana. Mi cerebro vomitaba las series numéricas con una agilidad que me sorprendía. Ana se fue borrando de mi mente, pero supuse que reaparecería si dejaba el Sudoku. Volví a la librería y compré más revistas.

     Los recuerdos que tenía de Ana se fueron mezclando con los números en mi cabeza. Ya no distingo su hermosa sonrisa de un tres, o una suave caricia de un ocho. Y mis días se fueron haciendo más livianos: siete y cuarto suena el despertador, tres minutos de remoloneo, ocho pasos hasta el baño, sesenta y cuatro cepilladas maxilar superior, sesenta y cuatro maxilar inferior, hervor del agua en seis minutos a fuego mínimo, a las siete y treinta y ocho ya sobre la bicicleta, mil quince pedaladas hasta el semáforo de la avenida, veinticuatro segundos hasta la luz verde, ciento veintitrés pedaladas más y llego al restaurante a las ocho en punto.

     Ayer murió Ana. La atropelló un coche. No lloré ni una lágrima. Y eso que la quería como a nadie. Justo ese día batí mi récord: un diabólico en seis minutos y tres segundos.

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LA SORPRESA, de Fco. Javier Rodríguez

(Oficina de cualquier empresa. JUAN, el jefe, espera la entrada de un empleado. Tras unos segundos, llaman a la puerta. Entra EMILIO.)

EMILIO: Buenas Juan, ¿me has llamado?
JUAN: Si Emilio, pasa y sientate.
EMILIO: Tu dirás.
JUAN: Mira, te he hecho llamar para comentarte una cosa, bueno, de echo, es un problema para mi, pero no encuentro otra solución.
EMILIO: Bien, dime.
JUAN: Pues bien. Resulta que llevamos un tiempo bajando en ventas y la rentabilidad no es la que era y no tengo mas remedio que reestructurar la plantilla.
EMILIO: Bueno, bajamos en ventas como todos, pero el año pasado hemos obtenido mejores resultados que el año anterior.
JUAN: Si, pero el problema es que hemos perdido competitividad.
EMILIO: ¿Competitividad? Hemos incrementado pedidos y ventas.
JUAN: Ya, ya, pero no me salen las cuentas. De echo, te he llamado para comunicarte muy a mi pesar que a partir del dia 15 tengo que prescindir de ti.
EMILIO: ¿Qué me echas? ¿A mi? Yo he levantado el negocio contigo desde que empezaste. Eres el padrino de mi niña. Veinticinco años luchando por la empresa, ¿para que? ¡Para tirarme a la calle como una colilla! Juan, que tengo 48 años, que para mi ya es muy difícil encontrar nada, que tengo 400 euros de hipoteca, que el banco se va a llevar mi casa, ¿no te dá ná?
JUAN: No te alteres. Si, ya lo sé. Pero esto no ha sido la decisión de un día, ni un mal calentón, esto lo vengo madurando ya hace tiempo y como comprenderás, la viabilidad de mi empresa es lo primero.
EMILIO: ¿Viabilidad? Mira, si es por la viabilidad me puedes bajar el sueldo, bajar las comisiones, quitarme las dietas, lo que sea, pero, por favor, no me dejes en la calle que me arruinas la vida.
JUAN: Me duele todo esto Emilio, pero la decisión como te he dicho, la tengo ya tomada y muy reflexionada y, la verdad, me duele hacértelo a ti, pero no tengo otra solución.

(JUAN saca un papel, un sobre y un cheque del cajón)

 

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TEATR@ DE CALLE

     La primera experiencia con las Artes Escénicas Alternativas, una vieja pretensión de nuestra Asociación "Teatro Arena", será una realidad los próximos 29 y 30 de agosto, gracias al patrocinio de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Torreperogil. En el Paseo del Prado, al aire libre y de forma gratuita para disfrute de todos, como queremos que sea en ediciones venideras con más presencia de compañías y artistas.

     En esta ocasión inicial, el magnífico mimo-clown, MANOLO CARAMBOLAS, y la compañía alicantina ARRITMADOS, protagonizarán la cita. Ambos premiados en festivales de teatro callejero de reconocida trayectoria, como "La Teatral" de Espartinas o el "Promueve" de Valladolid, nos dejarán las claves de por qué la conducta extravagante de los espectáculos circenses, es tan atractiva para el gran público.

     ¡Os esperamos para disfrutar dos jornadas con el Circo y las Artes Escénicas Alternativas!

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AGOSTO, de Juan Troyano Hernández

     Este bochorno, que ya no es sorpresivo. Esta calima horrible que aplana la mente, arranca bombas atómicas de las entrañas de la tierra yerma y baldía. Aquí el calor verde casi nadie recuerda cómo es.

     Arrastrar los pies por este sendero pedregoso. Pesa la bola de hierro atada a mi tobillo izquierdo. Va dejando el rastro como si de una serpiente se tratara. La pendiente ascendente empeora todo. ¿Por qué esta condena? ¡Soy inocente!

     Y tú, culpable de mi penitencia, tú, que deberías llevar esta carga, achicharrarte bajo el sol que no perdona ni sabe a quien martiriza. Tú, que te escondes en parajes donde la bravura solar no alcanza. Tú, que ocupas el lugar en el que yo debería estar, degustando manjares, carnes muertas sazonadas y carnes vivas que se entrelazan como dos serpientes anudadas, como las astas de dos ciervos machos tras una pelea.

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"EL DESIERTO"

     Cuarenta días y cuarenta noches pasó Jesús en el desierto. La arena, la luz cegadora del sol, un horizonte que desaparece más allá, al fondo, como tragado por la blanca palidez de un espacio sin límites. Después sintió hambre. Y entonces fue tentado por el diablo.

     El rey de Malía, Filoctetes, fue abandonado en la isla de Lemnos poco después de iniciada la guerra de Troya. Permitidme que imagine esa isla como un desierto. Por la arena que la cubre, las dunas, la delicadeza de un ocaso amarillo: por su radical abandono. Filoctetes había sido herido en un pie por la mordedura de una serpiente y sus yagas despedían un hedor insoportable. Como apestado fue abandonado en aquellas playas y como apestado sobrevivió. Llevaba consigo el arco de Heracles, que le dio de comer, y se refugió de la violenta desnudez de ese espacio desierto en una mísera cueva. Mucho más tarde, Ulises y Neptolomeo llegaron a buscarle. Y es que los oráculos habían vaticinado que sin el arco de Heracles no se conquistaría nunca la ciudad de Príamo.

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DE MIS RECUERDOS (II)

     La infancia, incluso la adolescencia, para mí es un número limitado de fotos aisladas que al llegar a la madurez fui organizando sin una idea muy exacta del orden cronológico en que se sucedieron en realidad. Los cuatro años se sobreponen a los ocho y los doce a los quince. En la reconstrucción se imponen, más que en el recuerdo, las sensaciones: los olores, colores, imágenes de lugares, sonidos ásperos o suaves... El resultado es un conjunto incoherente en el que emergen como escollos algunos episodios recurrentes, que nosotros consideramos piezas claves para la interpretación del proceso que nos ha llevado a ser lo que somos. Y que, con el paso del tiempo, reelaboramos inconscientemente adaptándolos a la idea que nos hemos forjado de nosotros mismos.

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