Por Fin Teatro
La exquisita programación que el Teatro "Rafael Alberti" ofrece en el Ciclo "Peal en Primavera", traía la versión para niñas del mítico texto de Andrés Sopeña: "El florido pensil". Un excelente album fotográfico que, en este tiempo de la desmemoria, en el que el diálogo y la palabra parecen haber quedado sin valor, nos devuelve las abigarradas imágene de aquella escuela nacionalcatólica que marcó a toda una generación de españolitos.
La noche sexitana, una copa de vino compartida 30 años después, los recuerdos que vuelven en catarata de nostalgias, y un desplome de cariño antes de la inminente tormenta, me despiertan la ternura de las infinitas tardes de juegos y "adivina adivinanza", en la verdad de los quereres inolvidables, en la inmensidad de los amparos imperecederos.
Es necesario volver, pues la espera me lleva, inevitablemente, a comprender que recuperar la verdad del cariño nos hace grandes. Siempre nos quedará nuestro Paseo del Prado y un "yo sigo ahí".
A veces, por un desliz del destino, lágrimas lloran recuerdos en la inmensidad de lo efímero. Y, de repente, sin apenas buscarlo, el amor llama a la puerta con la insistencia de un eco. Dudas por un instante y, cuando le abres, un aroma a pan de centeno debilita el anhelante momento. No dejas de ser como un inútil villancico que repite cada año su pertinaz soniquete en un intento árido de perpetuar su esencia.